martes, 16 de septiembre de 2014

ORACIÓN DE UN PADRE - General DOUGLAS MAC ARTHUR

ORACIÓN DE UN PADRE

Dame, oh señor, un hijo que sea lo bastante  fuerte para saber cuando es débil, y lo bastante valeroso para enfrentarse con sigo mismo cuando sienta miedo;  un hijo que sea inflexible en la derrota, honrado y humilde y magnánimo en la victoria.

Dame un hijo que nunca doble la espalda cuando debe erguir el pecho;  un hijo que sepa conocerte a ti... y sepa conocerse a si mismo, que es la piedra fundamental de todo conocimiento.

Condúcelo, te lo ruego, no por el camino cómodo y fácil, sino por el camino áspero, aguijoneando por las dificultades y los retos.  Allí déjale aprender a sostenerse firme en la tempestad y a sentir compasión por los que fallan.

Dame un hijo cuyo corazón sea claro, cuyos ideales sean altos;  un hijo que se domine a si mismo antes que pretenda dominar a los demás;  un hijo que aprenda a reír pero también sepa llorar;  un hijo que avance hacía el futuro pero que nunca olvide el pasado.

Y después que le hayas dado todo esto, agrégale, te lo suplico, suficiente sentido de humor, de modo que puede ser siempre serio  pero que no se tome a si mismo demasiado en serio.  Dale humanidad para que pueda siempre vivir la sencillez de la verdadera grandeza, la imparcialidad de la verdadera sabiduría, la mansedumbre de la verdadera fuerza.

Entonces yo, su padre, me atreveré a murmurar:  no he vivido en vano”

                                                                        (General DOUGLAS MAC ARTHUR).

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